Reportes de sustentabilidad: ¿En qué nivel se encuentra Chile?

Nota original publicada en suplemento Minería y Comunidad de El Mercurio.

Medir de forma consistente el impacto de la minería en lo ambiental, social y económico no solo refleja un compromiso con la transparencia. La competitividad futura de los países podría depender de sus criterios de producción sustentable, registrados y publicados adecuadamente.

En un escenario global en que la demanda por mayor producción de minerales minerales va de la mano de la necesidad de cumplir con nuevos estándares de impacto ambiental y social, la competitividad futura se verá influida por los parámetros que la industria utilice para definir una producción sustentable, afirma un estudio de investigadores chilenos publicado en el Journal of Cleaner Production.

La forma más transparente de conocer y hacer seguimiento a esos indicadores es a través de los reportes de sustentabilidad.

Emilio Castillo, coautor del estudio que analizó los informes de 23 empresas presentes en 22 países, que suman el 57% de la producción global de cobre, señala que en Chile y el mundo, la industria ha aumentado de manera consistente la calidad y disponibilidad de información, permitiendo analizar y contrastar los principales indicadores.

Sin embargo, uno de los desafíos que persisten, advierte el académico del Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile, está en contar con más detalle en los datos para estudiarlos con mayor profundidad.

Avances y pendientes

Su opinión es compartida por el Centro de Estudios del Cobre y la Minería (Cesco), que realizó el primer estudio Transparencia y calidad de los reportes de sustentabilidad: El caso de la industria del cobre en Chile”, al que accedió en exclusiva “El Mercurio”, y que analiza los reportes e indicadores de ocho empresas, responsables del 88% de la producción local de cobre en 2022.

“Las compañías mineras chilenas e internacionales con operaciones en el país están avanzando hacia una mayor madurez en el desarrollo de los reportes de sustentabilidad, una práctica que no se ve en todas las regiones del mundo”, destaca Constanza Araya-lbarra, coordinadora de Estudios de Cesco y coautora del informe. Agrega que una de las riquezas de este es el feedback logrado a través de 15 reuniones con representantes de la industria y expertos en sustentabilidad nacionales e internacionales.

Uno de sus primeros hallazgos es que, en promedio, la cantidad de indicadores que usan las compañías para medir su impacto impacto ha aumentado. La dimensión ambiental ambiental es la que más crece y tiene el mayor o índice de reportabilidad, pasando de 48% a 56% entre 2021 y 2022; la dimensión económica creció de 35% a 43%, y la social aumentó solo un punto, llegando a 39% en el mismo período.

Pero cantidad no es sinónimo de calidad. En una escala que mide desde no reportado hasta completamente informado, las áreas económica y ambiental están en la categoría de “suficiente”, es decir, hay mayores oportunidades de mejora en calidad de los datos. Solo la dimensión social estaría totalmente totalmente reportada.

¿Por qué sucede esto? Algunas compañías compañías tienen operaciones en el resto del mundo y sus reportes pueden responder a una mirada global, no necesariamente a la realidad nacional. “Es clave llegara un nivel de desagregación que permita entender de manera integral los impactos que ocurren a nivel local”, consigna el estudio de Cesco.

Por ejemplo, una empresa que reporta el uso de agua a nivel macro no representa la realidad ni el impacto que puede tener en las regiones donde está presente, especialmente las más sensibles en este tema.

Otro caso, indica Emilio Castillo, es la generación de indicadores sobre residuos mineros masivos: entre 2017 y 2020, ni los reportes reportes internacionales ni locales incluían estos estos datos.
Como en los últimos años se ha enfatizado en este punto, debiera mejorar la reportabilidad para cumplir con nuevas exigencias.

La situación en Chile

Ambos especialistas coinciden en que, en el contexto global, Chile está en buen pie y existe cultura de medición de impactos: “Hay empresas que llevan más de 20 años haciendo sus reportes de sustentabilidad”, afirma Constanza Araya-lbarra. Pero, agrega, se hace necesaria una capacidad de adaptación y flexibilidad para responder a los cambios en los requerimientos actuales y a los que se seguirán sumando.

Para Castillo, la mayor disyuntiva es definir a quién se dirigen los reportes: ¿ A las comunidades locales y a la sociedad en general, o a los inversionistas? De cara al aseguramiento y transparencia de los datos, la verificación por parte de terceros debería ser por sí misma un alto estándar de cumplimiento, para garantizar que se entregue información información valiosa y confiable para todos los grupos de interés.

Buenas prácticas a seguir

Desagregar los datos a nivel operacional y/o local para dimensionar mejor el impacto de la empresa en distintas áreas.

Dar contexto a cada indicador para interpretarlo correctamente.

Entregar información de calidad que detalle logros, oportunidades de mejora y acciones correctivas, privilegie datos y diferencie las áreas de impacto.

Ser transparentes: justificar lo no reportado, ya sea por confidencialidad o falta de consolidación.

Permitir la comparación en el tiempo mediante indicadores trazables.

Fortalecer la verificación interna y externa para garantizar la precisión y confiabilidad del reporte.

Incorporar indicadores nacionales e internacionales para asegurar reconocimiento y validez global.

Difundir a través de una comunicación clara, accesible y adaptada a las necesidades de cada grupo de interés.

Contar con equipos especializados para garantizar su calidad, relevancia y precisión.

Integrar distintos reportes y velar por que las dimensiones económica, social y ambiental estén alineadas.

Usar indicadores de calidad, bien desarrollados y explicados, con unidades de medida claras y consistentes para garantizar precisión.

Establecer la periodicidad de la publicación, permitiendo que se hagan mejoras y ajustes en el proceso.

Tener flexibilidad ante nuevas exigencias regulatorias, sociales y ambientales, alineándose con las mejores prácticas y expectativas actuales.

FUENTE: “Transparencia y calidad de los reportes de sustentabilidad: el caso de la industria del cobre en Chile”, Cesco, 2024.

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