Expectativas optimistas y desafíos persistentes para el desarrollo minero en Chile

Por Constanza Araya-Ibarra, Coordinadora de Estudios de CESCO y Daniela Desormeaux, Directora de Estudios de VANTAZ.

Una relevante alza en el índice general de expectativas del sector minero en Chile, es probablemente uno de los resultados más inesperados de la 6ta edición del Índice “Señales de la Minería”, elaborado por CESCO y Vantaz Group. El indicador, que por primera vez sale de la zona pesimista, arrojó un total de 51 puntos en una escala del 1 al 100. La componente minera del índice, con un valor de 72 en el mediano plazo, es sin duda una significativa señal del quiebre de las perspectivas del sector.

Entre los factores que sustentan el optimismo, se encuentran la demanda mundial de cobre en el corto y mediano plazo, valorada con 73 y 89 puntos respectivamente, y el precio del cobre de corto y mediano plazo, con 73 y 78 puntos respectivamente. La inversión minera en el mediano plazo también favorece esta confianza, con 68 puntos, mientras que en el corto plazo las expectativas son más conservadoras con 48 puntos. Tendencias que se respaldan en la recuperación económica post pandemia, y la necesidad de minerales para energías renovables y tecnologías que permitan lograr la descarbonización.

El índice entorno es más desafiante. Y si bien ha crecido en los últimos años, aún se encuentra en la zona pesimista, situándose en 26 puntos en el corto plazo y 39 puntos en el mediano plazo, lo que genera preocupaciones significativas en aspectos regulatorios, ambientales, económicos y sociales del país. Aquellos indicadores más desfavorables, tanto a corto como a mediano plazo, son la situación social, el entorno regulatorio y el entorno ambiental.

Esta versión incluyó por primera vez índices adicionales, como el de aprobación de proyectos mineros, que alcanza los 52 puntos (neutro), y el de desarrollo de proyectos, con 70 puntos (optimismo). Se proyecta un aumento gradual en estos índices en el mediano plazo, lo que sugiere una dinámica positiva para la implementación y expansión de nuevos proyectos en el país.

Estas proyecciones refuerzan la confianza en la estabilidad y crecimiento del sector. No obstante, la industria minera chilena se enfrenta a la dualidad de un futuro prometedor, frente a desafíos nacionales y estructurales que requieren de una gestión efectiva. De hecho, a la hora de rankear las prioridades y/o urgencias de la industria, el factor competitividad sigue apareciendo en primer lugar. Para ello, la colaboración continua entre el sector privado, gobierno, y sociedad civil es fundamental para beneficiarse de las oportunidades que presentan estas expectativas optimistas y enfrentar los retos, asegurando así el desarrollo de una minería que sea capaz de producir los minerales críticos que el mundo necesita, apoyando al crecimiento nacional y territorial.

Columna publicada en «Minería & Comunidad» de El Mercurio.

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