¿Estamos frente a un estancamiento en las inversiones mineras?

Las inversiones en minería en Chile se perfilan como cruciales para el crecimiento económico del país. Sin embargo, luego de la inauguración de Quebrada Blanca Fase 2 de Teck, no se visualizan proyectos nuevos de esta envergadura en el horizonte nacional. Nuestro analista senior, Cristian Cifuentes, estuvo conversando con Nicolás Vial de Reporte Minero para discutir estos temas.

¿Está estancada la inversión y es un fenómeno local o a nivel planetario?
Primero hay que entender que hay una situación actual en donde hay diversos países que están definiendo políticas de minerales críticos, donde pudiese uno pensar que eso impulsaría un desarrollo de proyectos en el mediano plazo. Sin embargo, hemos observado como CESCO que ya algunos analistas hablan de que el sector de inversionistas de riesgos, que son aquellos que disponen recursos financieros para la realización de proyectos, tanto de exploración como de producción, están disponiendo sus recursos en otros sectores como la producción de EVs, desarrollo de IA y desarrollos tecnológicos, dejando de lado la extracción de materias primas para la descarbonización. La pregunta que queda en el sector es: ¿no hay proyectos o no hay financiamiento para desarrollarlos?

Chile, no está lejano a ese escenario de complicaciones financieras. Si bien Cochilco estimo el año pasado una cartera cuantiosa de proyectos, con un porcentaje importante de ese volumen inversional a materializarse antes de 2026, lo que estamos viendo ahora es que muchos de esos proyectos cambiaran sus fechas de puesta en marcha, aplazándose o incluso saliendo del periodo de análisis.

Pero eso tampoco es positivo, es muy negativo…
Claro, pero hay que entender que el mercado de commodities, específicamente el cobre, funciona bajo una estructura de oferta y demanda, por lo cual el precio reacciona a esto. Lo que percibimos como CESCO es que algunas empresas están esperando esta reacción del mercado para ver cómo se comporta el precio. Todo esto entendiendo que el precio del cobre tuvo expectativas grandes, pero ha ido cayendo un 2% a 3% en el último tiempo.

Este escenario ha provocado que las empresas sean mas cautelosas al momento de decidir si desarrollar proyectos o no, sumado a un crecimiento lento de China, y todo esto unificado a lo que anteriormente te comentaba: falta de financiamiento.

¿Desde donde tiene que venir ese financiamiento?
Actualmente se está optando por las fusiones y adquisiciones, de hecho, se ha observado que estamos llegando a niveles similares a los que existieron en el anterior superciclo. Hemos vistos muchas noticias al respecto en el último tiempo: Newmont que adquiere Newcrest, los intentos de adquirir Teck hace unos meses atrás, o cosas mas cercanas como la adquisición de Lithium Power por parte de CODELCO, SQM en Australia, con gran oposición de los socios de la compañía. En definitiva, este ha sido el mecanismo para, más que obtener financiamiento, aumentar el market cap de las compañías y mejorar la posición de participación de mercado, lo que a su vez mejora la imagen de las compañías frente a los financistas y facilita la obtención de financiamiento.

Este escenario podría acelerar decisiones de proyectos como NuevaUnión, por ejemplo, ya que la adquisición de Newcrest por parte de Newmont lo obliga a tomar decisiones a nivel global, ya con una espalda financiera aún mayor para poder empezar a concretar decisiones inversionales.

Eso desde el lado del financiamiento, pero otros factores que pudiesen incidir en los futuros proyectos de inversión. Siempre se habla de un término acuñado hace ya algún tiempo, que a algunos les gusta y a otros no: la permisología. ¿Eso también está afectando, desde la mirada de los inversionistas aquí en Chile, que no aparezcan estos proyectos “nuevos”?
Hace unos meses atrás, la consultora S&P publicó un estudio que indicaba que cuanto se demoran los proyectos de inversión, desde la exploración hasta su puesta en marcha, llegando a un promedio mundial de 15,7 años, donde Chile está en un promedio cercano a 17 años. Y claro, lo que se ha convertido en una suerte de “piedra de tope” para el desarrollo efectivo y rápido de proyectos quizás ha sido en cierto modo el tema de los permisos.

Sin embargo, no hay que confundir la eficacia de los procesos de fiscalización y obtención de permisos con la eficiencia. Claro, es una excelente noticia que el propio presidente Boric ha declarado que se le está dando prioridad, por ejemplo, a la reducción de incertezas en materia de permisos, y eso es una señal potente. Pero lo que hay que tener claro que no es una realidad exclusiva de Chile. Por ejemplo, en Estados unidos, se han hecho análisis importantes al respecto y se les ha solicitado a las autoridades focalizar también una reducción de tiempos de permisos. Ellos indican que cualquier proyecto de índole industrial n Estados unidos se está demorando en obtener permisos ambientales entre 4 a 5 años. Perú y Argentina si bien han desarrollado procesos eficientes para desarrollar proyectos, aún tienen ciertas etapas engorrosas que dificultan el desarrollo de proyectos, sobre todo si el inversionista es nuevo en el país y no conoce completamente la institucionalidad fiscalizadora. En Chile se viene trabajando al respecto desde fines del segundo gobierno de la presidenta Bachelet, luego a inicios del segundo gobierno del presidente Piñera, con análisis de diversas entidades estatales como Sernageomin, Cochilco, el Ministerio de Minería, la DGA, la Armada, hallando algunos “cuellos de botella”, se creó la OGPS para poder acelerar el desarrollo de proyectos, etc. Aún hay temas pendientes, pero creemos que los diálogos están abiertos y se avizoran consensos importantes.

En términos de esos proyectos o en la búsqueda de esos proyectos, uno siempre se queda en los grandes proyectos. ¿Hay proyectos quizás, de mediana envergadura, que podrían de alguna manera ir apuntalando esta situación? Por ejemplo, lo que se está haciendo en algunos países con las empresas juniors, donde se levanta capital de riesgo que facilita la exploración. ¿Se podría dar algo así?
Hay un gran paradigma en el sector minero que hablaba de las teorías de escala, que indica que es más conveniente desarrollar proyectos de gran envergadura que proyectos más pequeños. Sin embargo, es un hecho de que en los últimos años estos “mega proyectos” se han vuelto aún más riesgosos. Quizás se puede responsabilizar a incertezas políticas u otros temas puntuales, pero existen temas estructurales en el desarrollo de proyectos, particularmente en las etapas iniciales de ingeniería. Hay un estudio de Mckinsey en 2019, que indica que solo el 20% de los proyectos mineros de los últimos 10 años mantienen el mismo CAPEX que en su estudio de factibilidad. Esto quiere decir que hay aspectos técnicos y financieros que estructuralmente afectan los sobrecostos. Leyes, tamaño de yacimiento, tipo de yacimiento y presiones financieras para tener resultados más rápidos pueden afectar las etapas de ingeniería.

Todo esto ha hecho que los desarrolladores de proyectos miren minas más pequeñas, las cuales pueden crecer orgánicamente, lo que las posiciona de mejor forma para devolver el máximo valor a los accionistas y sufrir menos cuando los ciclos cambian. Sumado a que su impacto tanto en el medio ambiente como en las comunidades aledañas, es mucho menor.

Pero esto finalmente no esta exento de problemas: si bien en los últimos años muchos especialistas han fomentado el desarrollo de proyectos de mediana envergadura, incluso desde el sector público, hoy nos encontramos con complicaciones para obtener financiamiento en este sector, lo que esta relacionado a mayores exigencias, por ejemplo, que tengan estándares ESG en sus compañías. Y, lamentablemente, las compañías mineras de mediana escala no tienen los recursos suficientes para desarrollar capacidades internas que les permita avanzar en mediciones que respondan a esos estándares. En resumen, se observa que este sector queda en cierto modo “desvalido” para su desarrollo: la gran minería tiene sus respaldos financieros y la pequeña minería tiene a ENAMI, con sus poderes de compra mas el fomento que entrega el ministerio de Minería a través de los PAMMA.

Para cerrar la conversación ¿La situación de CODELCO tiene mucho que ver con lo que hemos observado en las problemáticas de desarrollos de proyectos?
CODELCO no esta exenta de los mismos problemas que la gran minería. Sus estándares, sus proyectos, sus operaciones son de gran minería, sin embargo, juega con reglas mas complejas y eso tiene mucho que ver con la no disponibilidad de capital propio para desarrollarse, como lo hace cualquier gran minera. En resumen, los problemas estructurales de desarrollo de proyectos de la gran minería golpean mas fuerte a CODELCO, sin duda alguna.